Anteriormente, era una planta cuadrada con una torre en cada uno de sus ángulos, de las cuales, hoy se conservan tan solo dos. Más adelante, sufrió modificaciones para acomodarlo a vivienda.
Ahora, presenta una fachada horizontal de tres cuerpos entre dos recias torres cuadradas a los lados, con basamento de sillar y parte alta en ladrillo. Este palacio tiene dos alturas, una más en las torres, de las cuales la inferior va en buen sillar, de formato alargado y unido casi a hueso. Remata en una imposta de sección cuadrangular que recorre todo su perímetro.
El segundo cuerpo va, en cambio, en ladrillo, material que denuncia ya la presencia de nuevas tendencias arquitectónicas, de raigambre meridional y favorecidas por la conquista castellana, como puede corroborarse en otros palacios cercanos como los de Gorraiz, Oriz o Arlegui. La puerta consta de un arco de medio punto de gran formato, cuya piedra es algo más clara que la que conforma el paño. Las dovelas son largas y estrechas, llevan una media caña labrada en la rosca.
Por otro lado, las tres dovelas centrales llevan labrado un escudo cuartelado, con cueros retorcidos y yelmo, en cuyo campo se representan, entre otras, las armas del palacio de Eriete.
Finalmente, existen las ruinas de un molino medieval con puerta de arco apuntado y una ventana ajimez. También hay vestigios de su presa llamada “de la casa Vessolla”.