Octubre, 2022. Bodega Otazu continúa poniendo en las copas de los amantes del vino lo mejor de su Bodega y de sus viñas. Con este propósito, la Bodega presenta Otazu Premium Cuvée 2019. La calidad de este vino está avalada no sólo por el saber hacer y la tradición de la bodega navarra, sino además por galardones nacionales e internacionales, que ya ha cosechado este tinto. Ejemplo de ello es la doble medalla de oro de Gilbert & Gaillard 2022 y los 92 puntos de la Guía Peñín 2023.

Otazu Premium Cuvée 2019 es un vino tinto con Denominación de Origen Navarra. Es un ensamblaje de un 35% de uva Cabernet Sauvignon, Merlot (33%) y Tempranillo (32%). La elaboración de este vino comenzó con una vendimia por separado de cada una de las variedades durante el mes de octubre. Tras una fermentación a 28ºC que permite mantener los aromas varietales de las uvas, el proceso continuó con 12 meses de reposo en barricas de roble francés de diferentes bosques.

El resultado es un vino tinto color rojo cereza brillante, en nariz se aprecia la fruta roja como las grosellas y frutillos negros silvestres, sobre un fondo especiado. En boca es fresco, largo, complejo y elegante..

Otazu Premium Cuvée 2019 se caracteriza por ser un vino ideal para acompañar durante las comidas y cenas de otoño, ya que combina a la perfección con productos de temporada como propuestas calientes muy habituales en estas fechas (consomés, sopas, guisos de lentejas, cocidos y otros platos de cuchara), carnes rojas y de caza, risottos de hongos, elaboraciones con trufa, atún y pescados ahumados e, incluso, con chocolate negro o queso con membrillo para los postres, que lo convierten en el tinto perfecto para brindar durante los días de otoño. Se recomienda servir a una temperatura de entre 16°C y 18°C.

Como resultado de la unión de vino y arte, que define a Bodega Otazu, sus nuevas añadas —tanto para sus vinos de la gama Otazu como para los reconocidos con la Denominación de Origen Protegida Pago—, estrenan un rediseño de su etiqueta. En el caso del Premium Cuvée, al igual que el Rosado Merlot, el Chardonnay y el Rosé Tempranillo, la escultura Ariadna (2007), del artista Manolo Valdés, ilustra las botellas con un nuevo dibujo a mano que reivindica el aspecto artesanal y el cuidado con el que se elabora el vino en las tierras navarras de Otazu. La escultura escogida no ha sido aleatoria, ya que, en este icono artístico de Otazu, Valdés muestra a la esposa de Dionisio, el Dios griego del vino. Además, fruto de ese matrimonio, nació Enopión, quien introdujo la elaboración del vino en el mundo humano.