Viña Mercedes – 42º6´18.36”N 1º46´8.76”W – Corella, Navarra, fotografía de Jordi Bernadó, WE 721.3

Aprender a vivir es aprender a nombrar.

Tiempo atrás, este viñedo se llamaba Mercedes y, entonces, el nombre significaba “uva”, “azúcar” y “vino”.

En Mercedes cabía una casa de vigía, una antigua vía de tren, el cielo y un árbol magnánimo que siempre parecía el mismo. Pero también las flores de enero, que custodiaban y delimitaban el territorio. Etimológicamente, “Merced” significa “recompensa”, y las recompensas, como los lugares de los mapas, son promesas, coordenadas que uno lanza al deseo esperando que se mantengan intactas en el tiempo.

¿Y qué es el tiempo sino una manera de probar que existimos? En la fotografía, Joaquín Ausejo, que es, además de hotelero, un amante de los libros y del saber. Su madre, Mercedes, tenía una ilusión: esa viña cerca de las vías del tren. Y aquí, en este vino, está el fruto de ese sueño tantos años después.

Esta hectárea de garnacha se fermenta en depósitos de hormigón, con criomaceración prefermentativa durante 5 días a 8º C. Su crianza se lleva a cabo en barricas de roble francés de grano fino durante 14 meses junto a sus lías antes de ser embotellado.